sábado, 15 de junio de 2013

Gentuza

- Abrid hijitas - dijo el lobo -. Vuestra madre os trae algo a cada una.
Pero el lobo había puesto una negra pata en la ventana, y al verla las cabritas, exclamaron:
- No, no te abriremos; nuestra madre no tiene las patas negras como tú. ¡Eres el lobo!
Corrió entonces el muy bribón a un tahonero y le dijo:
- Mira, me he lastimado un pie; úntamelo con un poco de pasta.
Untada que tuvo ya la pata, fue al encuentro del molinero:
- Échame harina blanca en el pie - díjole. El molinero, comprendiendo que el lobo tramaba alguna tropelía, negóse al principio; pero la fiera lo amenazó: - Si no lo haces, te devoro - : El hombre, asustado, le blanqueó la pata. Sí, así es la gente.
HERMANOS GRIMM, El lobo y las siete cabritas

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