miércoles, 16 de octubre de 2013

El lado divertido

Mientras caminaba de vuelta a casa a buen paso, intenté buscarle el lado divertido a la situación. No fue fácil, y todavía no estoy seguro de haberlo hecho bien,  pero es algo que me gusta hacer cuando las cosas no van bien.
Por que, ¿qué significa decir que las cosas no van bien? ¿Comparado con qué? Puedes decir: comparado con cómo iban las cosas hace un par de horas, o un par de años atrás. Pero ésa no es la cuestión. Si dos coches se lanzan a toda pastilla y sin frenos contra una parece de ladrillos y uno de ellos se empotra contra la pared unos segundos antes que el otro, no puedes dedicar esos segundos a decir que el segundo coche ha salido mejor librado que el primero.
La muerte y el desastre nos acosan cada segundo de nuestras vidas, dispuestos a pillarnos. La mayoría de las veces no lo consiguen. Miles de kilómetros de autopista sin un reventón de una ruda delantera. Centenares de virus que pasan por nuestros cuerpos sin matarnos. Montones de pianos que caen un minuto después de haber pasado, o aunque sea un mes, no significa nada.
Así que, si no tenemos intención ponernos de rodillas y dar gracias cada vez que nos libramos de un desastre, no tiene sentido lamentarse cuando nos pilla. A nosotros, o a cualquiera. Porque no lo comparamos con nada.
En cualquier caso, todos estamos muertos, o no hemos nacido, y todo esto no es más que un sueño.
Vale, ya está. Ése es el lado divertido.
Una noche de perros, HUGH LAURIE 

No hay comentarios:

Publicar un comentario