miércoles, 27 de noviembre de 2013

Persianas


Las persianas suben, a veces, más no siempre. En ocasiones bajan. Nunca ellas solas, claro, no funcionan así. En ocasiones hay que ayudarlas a subir y bajar. Hacia arriba y hacia abajo. De pequeño me tumbaba en el suelo a mirar la lámpara del techo. Era una lámpara normal, una simple bombilla colgada de unos cables. En realidad, creo, no era una lámpara, solo un foco de luz, no hacía falta más, sobraban los embellecedores si en la práctica íbamos a lograr lo mismo. Y en el suelo, mirando al vacío del blanco techo, soñaba con persianas horizontales, que no solo se desplegaran hacia abajo, si no hacia delante o atrás, sirviendo en esa forma como toldos o paraguas para porches. Sería necesario, como en los trenes, un cambio de vías. Una especie de agujas que torcieran las vías de la persiana hacia delante.

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