miércoles, 27 de febrero de 2013

Parece que está lloviendo


En este punto vale la pena recordar las teorías a las que había llegado Ford en su primer encuentro con los seres humanos para explicar su extraña costumbre de afirmar y reafirmar de continuo lo claro y evidente, como "Hace buen día", "Es usted muy alto", o "Así que ya está, vamos a morir".Su primera teoría fue que si los seres humanos dejaban de hacer ejercicio con los labios, la boca se les quedaría agarrotada.Al cabo de unos meses de observación, se le ocurrió otra teoría, que era como sigue: Si los seres humanos no dejan de hacer ejercicio con los labios, su cerebro empieza a funcionar.En realidad, la segunda teoría resulta más literalmente cierta para la raza belcerebona de Kakrafún.Los belcerebones producían gran resentimiento e inseguridad entre las razas vecinas por ser una de las civilizaciones más ilustradas, realizadas y, sobre todo, tranquilas de la Galaxia.Como castigo por tal conducta, que se consideraba ofensiva, orgullosa y provocativa, un Tribunal Galáctico les infligió la más cruel de todas las enfermedades sociales: la telepatía. Por consiguiente, con el fin de no emitir el más mínimo pensamiento que les pase por la cabeza a cualquier transeúnte que ande a un radio de siete kilómetros y medio, tienen que hablar muy alto y de manera continua sobre el tiempo, sus penas y pequeñas dolencias, el partido de esta tarde y en lo ruidoso que se ha convertido de pronto Kakrafún.
DOUGLAS ADAMS, El restaurante del fin del mundo